lunes, 31 de agosto de 2009

Viajeros,
en permanentes tierras extrañas.
Buscadores de oro en el polvo
de los recuerdos.

Poesía y sexo,
y evoluciones disparatadas,
la droga de la experiencia,
convertida en anticonocimientos.

Sabrás que estás en el barco
cuando las respuestas llegen solas.
Cuando mires al cielo, pierdas conceptos,
la vida se cuente en momentos,
(momentos que no se cuentan en horas)

Cuando nazcan sonrisas
de la cruda desesperanza.
Y sabrás que estás dentro cuando me encuentres
con los brazos abiertos en el desfiladero
de los sueños reencontrados.

Yo intento revivir el sabor de un beso,
sin desgastar las palabras,
abrir el telón para sentir el miedo escénico,
intento ganarle batallas al tedio,
convertir(te) en un recuerdo imborrable
cualquier tipo de pasado.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Nunca llegó a conocer el lugar del que provenía, ni tuvo la posibilidad de escuchar la voz de sus progenitores. Nació en medio del dolor, y su única protección fue aquella espada plateada que sostenía fuertemente en el momento en el que abrió los ojos por primera vez. Su llanto fue un aullido seco en mitad de una terrible tormenta desatándose en las orillas. El agua, la sal, y la arena, su cuna.
¿Por qué, si no sabía nada de su pasado, sentía con tanta fuerza aquella energía dentro de sí? conocía el camino a casa, o así lo creía ella, cuando corría como una bestia herida entre todas aquellas tinieblas.
Su única realidad era que a cada paso, el dolor de su pecho cesaba levemente, y su miedo se sosegaba. ¿Cual sería el final de todo aquel extraño camino?

Llegó a un claro en mitad de un bosque de altos árboles, y se detuvo en seco. Creía escuchar pasos a lo lejos, el enemigo. Agudizó el oído mientras sacaba lentamente la katana de su funda. El viento doblaba lo troncos, y un ave nocturna rompía el silencio sepulcral de aquella noche. Sus ojos anaranjados se entornaron para ver a lo lejos... sí, allí estaban, pequeñas formas iban acercándose desde lo lejos. Sintió ese escalofrío que tan bien conocía, la sensación previa a la batalla. Y sin vacilar salió corriendo al encuentro de sus enemigos.



Lejos, muy lejos de allí, una muchacha yacía tendida en el suelo de su habitación. El agujero en su pecho no dejaba de sangrar, manchando toda la envergadura del cuarto, lo que daba a sus largos cabellos rubios un tono naranja encendido. Desde arriba incluso daba la impresión de encontrarse en llamas.
En su mano derecha, fuertemente sujetos, se encontraban un pequeño revolver, y una pluma que vertía su contenido negro poco a poco.
En el escritorio, justo en frente de ella, se hallaba un lienzo con el dibujo de una mujer desnuda de espaldas, tendida en la playa en una noche de tormenta, y con dos enormes alas negras cubriendo todo su cuerpo...

lunes, 17 de agosto de 2009

¿Vencida?
Había sido la batalla más dura que había librado jamás. Y allí estaba, encarando a su intacto rival mientras contenía en silencio su último aliento.
La sangre brotaba de cada una de las heridas de su cuerpo. Su pelo, sucio y despeinado, caia encima de su cara. Se apoyaba dificilmente en el mango de su espada mientras miraba al suelo. ¿Rendición?
-¿Por qué no dejas de sonreir, no ves que estoy a punto de matarte? Todo, todo tu mundo y todo lo que te rodeaba te ha fallado. Ni si quiera tienes fuerza para sujetar tu arma. ¿Y aun tienes el valor de sonreir, descarada ante tu final?
Era cierto... apenas podía mantenerse en pie. Así que decidió sentarse con las rodillas cruzadas y concentrar las pocas energias que le quedaban. Seguía sonriendo.
Lo había comprendido en el ultimo momento. Sus labios se torcieron aun más.
-Como siempre, en el último momento
-¿Como dices?
Clavó la espada en el suelo y levantó la mirada hacía aquel que intentaba ser su verdugo. Después de deshacerse de la espada que le había regalado su padre, se arrancó la capa junto con la cual había librado interminables batallas, y trozo por trozo fue tapando todas las heridas de su cuerpo. Dejó escapar una lágrima, solo una.
Su asesino la miraba curioso, aunque cierto era que algo de inquietud comenzada a recorrerle por dentro.
-Estás muerta, ¿me oyes?
No le escuchaba, y lentamente fue anudando todo su cuerpo con aquel valioso recuerdo. No dejaba de sonreir por un momento.
Terminó rápido, y volvió a alzar la mirada hacía el enemigo.
-No, no estoy muerta, de hecho, creo que deberías rendirte ya antes de morir tu.
El enemigo dió un paso atrás. No, no podía ser, ella estaba derrotada, todas las fuerzas le habían abandonado... y sin embargo, contemplaba casi con temor como poco a poco aquella pequeña muchacha se recomponía y le volvía a enfrentar cara.
Esa mirada...
-¡Estás muerta!-Volvió a exclamar, y se abalanzó contra ella con todas sus fuerzas.
No hubo un momento de duda, con una rápida cinta ella le esquivó, para hundir con todas sus fuerzas su espada en la espalda del contrincante. Antes de que él pudiera emitir ningún sonido ella se dio la vuelta y de un limpio corte separó la cabeza de su enemigo del resto del cuerpo en un arcaico esfuerzo final.

Ya estaba, era el final. Sus cabeza de pronto se vio en paz, y cayó al suelo junto con su espada rota.

Como siempre... tenía que comprenderlo en el último momento.

Estaba sola, era cierto, y todas las verdades habían caido definitivamente. No quedaba nada, absolutamente nada que demostrar. Y sin embargo el aire seguía siendo fresco y limpio...

Aspiró con fuera, y después volvió a sonreir mirando hacía el claro horizonte.

Ya no tenía miedo. Y por un momento, para ella todo volvió a ser unidad.

jueves, 13 de agosto de 2009

Distorsión

Es triste
esconderse entre los tambores de guerra,
e intentar contener,
de forma casi cómica
toda esta rabia.

Os puse en el punto de mira.
(No, no voy a pedir disculpas)
Algo me impulsa a apretar el gatillo
contra esa marea de rostros anónimos.

Me siento asustada,
y es triste,
demasiado triste, sentir el corazón
cada vez más pequeño, cada vez
más espacio.
Y menos consciencia dentro de mí.

No puedes exigirme que siga en pie.
Tampoco que llore incoherencias.
Que sienta, que me disculpe, que escape.
Analicé las consecuencias, creo,
pero ya es demasiado tarde.



Borroso... Todo está borroso.

Las verdades han caido por su propio peso.

miércoles, 5 de agosto de 2009

... El otro lado.

Siento el fuego en las miradas,
los músculos están en tensión,
y el aliento se corta.
sobran.
Cada
una
de estas
palabras.

Es el final, el otro lado me llama,
siento al dragón rugir detrás de mi espalda,
y siento las cadenas, el cansancio.
Siento caer las barreras a mi paso.

Arrastrame al infierno, le grito,
deja que me consuma este fuego.
De una vez por todas
arrastrame al infierno de donde vengo.

Es inutil resistir a mi esencia.
Si al esquivarla la busco en cada hueco.

De guerrero a suicida,
con el puntero en una hoja en blanco.

Y en mi pecho algo sigue en llamas,
algo que no consigue apaciguar la lluvia de esta noche.
y en mi boca se mezcla el sabor de la sangre,
y de la derrota.
Nada debería ser tan
Perfecto.

Nunca...
Nunca debería haber abandonado
el escondite del silencio
en aquella carroza de cristal.