domingo, 26 de diciembre de 2010

La paciencia tiene un límite, ojos de laguna.
Los labios se cierran de pura impotencia tras la cascada,
y los caballos galopan sin riendas hacia el sur.
Mozart se despeina con los trozos del espejo
y una anciana enseña su vagina a la diosa.
Y la vieja se llama Yambo.

¿Dónde está la palabra solemne en esta cueva?
El polvo se inclina ante tu sombra y cede el paso a la reina.
Reina del polvo con un mar de recuerdos
lloviendo sobre el techo del palacio.
El árbol sigue muriendo de orgullo. ¿Oyes la música?
El loco sabe que está solo y triste,
y sabe que tiene ramas en las rodillas y aletas en la espalda.

La diosa levanta una ceja ante la grotesca imagen
y chorrean los versos en algún cuaderno cercano.
“Diana, tu hija dejó de estar en el infierno por unos segundos”.
Y la reina da vueltas en círculo dentro de su jaula
agarrada a un joven de inmoral sonrisa:
“tu pasado es una hélice naranja que trepa al universo”.

Yambo se convierte en piedra y vigila entre sus piernas
con las arrugas cayendo a los lados de sus mejillas
y una sonrisa que se antoja tristeza para la diosa.
Y la reina huye del castillo sentada en un caballo
que se llama Azar. Escucha la música.
Una niebla de colores recubre el castillo.
Y el joven besa su índice y en la nube
rasga un “hasta pronto”.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Hablo por mí.
Quedarse de brazos cruzados es estar muerto,
mirar sin acción es ser cómplice. Y hablo por mí.
No existen requisitos, el objetivo es salvar vidas.
¿Me hablas de quedar bien, con quién?
Tu dios está indignado, porque sabes
que vas a estar podrido. Millones y millones
de billetes en tu banco. Millones y millones
de gusanos en tu pecho.
Pero hablo por mí y lo que digo
no es más que el fruto de la rabia.
¿Estamos ciegos?, ¿nadie puede escuchar el estallido?
¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
No me queda miedo, tan sólo asco
 para arropar con escombros la energía.
Otros fingirán que nadie está muriendo tras el telón.
Todos vamos a seguir podridos.
Pero hablo por mí, soy la primera que se da por aludida.

domingo, 5 de diciembre de 2010

HIPÓCRITAS

Se ha terminado la paciencia con el circo de los Hipócritas.
Quitaros la piel entre vosotros.
Y dejadme tranquila con mi vida.

Qué sabreis de humanidad.

NADA.
NADA.
NADA.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Brutalidad.

Existe algo en ti, tenebroso, macabro.
Algo adictivo que se agarra en mis entrañas
como una enredadera sin formas.
Existe algo en ti que asusta, que aleja.
Y me hace intuir la forma de la bestia
que siempre intentas encontrar dentro.

No soy capaz de escapar de ese algo,
esa bestialidad que escondes, que provocas.
Pero intuyo dentro de ti las formas de la poesía.
Y los matices que emana el respirar tu piel.
No puedo escapar de tu brutalidad,
aunque me quede paralizada, aterrada.
No puedo escapar de tu brutalidad.

martes, 23 de noviembre de 2010

"Todo en nuestra vida es sexual, excepto el sexo mismo, que no es sino una metáfora de lo que no lo es en absoluto."


Calixthe Beyala.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El escenario se queda a oscuras. Un foco de color blanco ilumina lo que debería ser una forma humana (al menos eso indican las pisadas sobre el suelo de madera). Alrededor sólo quedan los rastros de la ansiedad envolvente de las sombras. Y el hombre que ha dejado de ser hombre camina en círculos, nervioso, inquieto, tenso, aburrido, dormido, apagado, tembloroso y cobarde, hipócrita, estúpido, ignorante, egoísta y ciego.
Quiere romper los ecos de su conciencia y dibuja una pared. Un escenario a oscuras delimitado por dos paredes de ladrillo, una televisión, una nevera llena. El hombre está tranquilo, aburrido, incómodo, enfadado, rabioso. Observa y decide: Rompe, insulta, destroza, condena, silencia, mata, censura, encadena, aniquila, ignora.
Hasta que no queden ni las huellas, y el escenario vuelva a ser a oscuras cuna de bellísimos interrogantes, sobrecogedores silencios, inspiradoras alturas. Libre de pasos anhelantes de autodestrucción.

Es increible que consigais arrancar las ganas de seguir escribiendo...

lunes, 8 de noviembre de 2010

Se lo dije:
la música aún me mantiene
en este líquido amniótico.
Ruido y desastre.
Un ejército de ciegos
detrás del señor de blanco.

Los cimientos se tambalean,
nos ponemos de acuerdo,
en lo terrible, acordamos todos
pulsar ese botón rojo.
Y la cantante cae
sobre sus brazos encadenados.

El sonido rompe la roca, ciegos,
y nadie lo ve.
Estoy muriendo cada maldito segundo,
rodeada de torturados y enfermos.
El ego se define:
dos razones para vivir
si atrapas aquéllo que dejé de ser.

Sólo ha terminado el mutismo,
el ejército ofrece su vida al maestro.
Y Él se regocija ante la masa de muertos.
Sorprende al ciego con la imagen.
Benditas ironías.

Me vendo los ojos
sólo por no complacer al cadáver.
El frío me escribe en los párpados
que ya estás cerca de mí.

jueves, 28 de octubre de 2010

A través de la ventana un universo se expande indefinidamente, se expande como la música. A través de la ventana un universo nublado accidentalmente, observa a una persona que lleva mi nombre y sufre la fugacidad de la inspiración, desgastándose en la continuidad del parpadeo del puntero. Y el universo y el personaje, que lleva mi nombre plasmado en un Yo borroso, dejan a un Dalí idealizado derretir palabras en la palma de la mano del Yo. El suelo se llena de tinta negra, gris, blanca; el parqué se empapa de olvido y el universo parece tener miedo a la inmensidad. El universo se siente como náufrago rodeado de agua que es agua en el parqué del Yo, que observa su rostro en el charco incoloro de la inspiración.


Música se convierte en universo, cargando la mañana nublada de un contrapunto insostenible desde los cuatro costados del espacio. El vanguardismo tormentoso desfila a través de la ventana, aísla la soledad del universo. Observa al escritor que, ojos sumergidos, deja de encontrar sentido a su nombre.

jueves, 14 de octubre de 2010

Desastre continuo,
silencio, grito, giro,
despiste y carrera.
Música,
desestructura,
pacífico retorno,
olvido y letargo.
Despierto.
Confusión constante,
nebulosa,
cruce y sonrisa,
observas, humo, altura.
Meditación, ruido,
huida y precipicio.
Ansiedad y búsqueda.
Soledad, saltas,
esperas.
Rompes.
Silencio...
Locura. Coma.
Desastre continuo.

martes, 12 de octubre de 2010



Él dijo ser Dios,
¡Oh milagro!
Le rodeamos de ángeles
en todas las estatuas del mundo.
¡Qué elegancia! ¡Qué talento!

Él ha dicho que es Dios,
¡Santo cielo!
Y está gastando todo el dinero
en jugar, beber, reír,
mientras con descaro acaricia
a su mujer bajo la mesa.

¡Qué genio! ¡Qué delicadeza!
No le quedan fuerzas
para reírse de todos nosotros
encerrado en su estudio.
Que es Dios y no le pagan.
¡Oh!

Qué sencillez, qué sonido,
¡Qué pureza, caballeros!
No puede el bribón
aguantar más las carcajadas.
Porque ha dicho que es Dios,
y le creyeron, ¡milagro!


No te preocupes,
no hay sociedad en este planeta
que esté lista para escuchar al genio.
Al genio que dice ser Dios,
¡Cielos!
mientras al público, emocionado,
enseña un minúsculo fragmento
de maestría bañado en sarcasmo.

viernes, 8 de octubre de 2010

Es imposible olvidarse de ti.
Día tras día tras día.
Y en momentos como éste,
que siempre me rescatabas
enterrándome en tu lomo.

martes, 5 de octubre de 2010

Cuánta preocupación.
Qué caos.
Qué locura.
Gritando
desde esos edificios tan altos.
Rompiéndose los nervios.
Todo el día hablando
con máquinas muertas.
Todo el aire es negro,
es peligroso.
¡La naturaleza es peligrosa!
Y amenaza con partir en dos
todos los rascacielos.
(No, nadie le cree.)
Van corriendo de un lado a otro,
y nadie escucha.
¿Qué les pasa?
Nadie respira,
nadie saborea.
Nadie toca ni siente.

Ovidio, Ovidio,
pero cuánto te envidio al verte.
Allí sentado,
a las puertas de tu casa,
rodeada de flores y de silencio.
Tan tranquilo...
Pensando, amigo,
pensando sin prisa
en el significado de la palabra Amor.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Las ganas de escribir se escaparon en un escalofrío. Y el escalofrío se instaló en mis hombros, ondeando lentamente hacia abajo. Se detiene donde todo es parálisis, y allí creo morir. Creo encontrar la locura recubriéndome como una fina capa de polvo. Busco el tacto a tientas, desgarrando telarañas de inquietud. Mientras dure el escalofrío, la música jamás podrá entrar en resonancia con los miedos, no puede anularlos con la impaciencia. Inclino el rostro y acepto la parálisis, me rindo ante el monstruo que ha creado toda esta impotencia del lenguaje. La victoria del ignorante ahora ya no pesa tanto. El escalofrío rompe los lazos y escapa. Fuera llueve, y creo intuir con intermitencia la energía de la existencia.

viernes, 20 de agosto de 2010

Vuelves a tener razón.
Pero prefiero que no digas más, no por ahora.
Ahora mismo estás demasiado incrustado
debajo de mi corteza como para no poder
comprender todo ésto.
Como para no burlarme de todo ésto.
Como para no ser tú en lo terrible.

domingo, 15 de agosto de 2010

A solas,
las notas han perdido el misterio,
ese “algo” invisible.
La tinta evita su hueco en la caída,
la palabra busca la calidez de lo extraño.
La mirada se vuelca hacía dentro,
tan perversamente...

Todas las lágrimas abrasan en el interior.
Crece el miedo a incomprenderme.
Me convierto en la máquina
que conoce la duración de sus latidos.
“No dejaré que el mundo siga existiendo
sin MI.”

Poesía cubre su rostro,
prevé el asesinato inminente.
Se avergüenza de su tamaño y su fondo.
Y tú sigues despierto, D., esperas,
¿A qué esperas?, ¿Por qué sonríes,
así, como si observaras lo patético
de ver mi teatro ante el final del verso?

Soy para ti por entero ahora,
los restos de la vida, las migas,
el silencio cobarde.
La actriz que se quita la máscara
ante el público impasible...
Y se arranca la ropa y se muere,
se muere...
Intenta creerse que todo sigue siendo
la misma piadosa mentira para huir
de eso otro, tan terrible, tan eterno.
Tan Vivo
como la misma oscura niebla de su olvido.

domingo, 8 de agosto de 2010

...

Escucho los reflejos del calor con los ojos cerrados, descuido el final de este verso para no romper la línea. El cristal se alarga ante mis ojos, es la caricia de la quietud. Correspondo el impulso para sentirme alada. Dejo de pensar mientras permanezco en la estabilidad de las corrientes de aire. El paladar se queda vacío de sensaciones. Mecerme en lo vacío como si no existieran los límites, los muros, la piel y el idioma. El líquido amniótico es un silencio salpicado de tímidas notas vibrando a mi alrededor, notas que son luciérnagas. Surcos que colorean el ambiente. Comprendo la posibilidad de ser ilimitada, soy la posibilidad mientras amanece con los colores nublados. La paz es nieve cayendo sobre las viviendas, es una nieve templada, invisible y espesa como una sábana. Dentro se refugian y buscan el sentido a la idea de frío. Yo... yo he perdido el concepto de espacio. Me comprimo en una onda, en su sonido... y sin darme cuenta me expando. Desaparezco para abarcar el mundo entero.

martes, 3 de agosto de 2010

Un hombre,
un hombre agazapado
en una esquina del cuarto.
Un hombre rodeado de tinieblas,
deliciosas tinieblas.
Un hombre que ha sacado
su demonio de dentro, su gran sombra,
y se aterra y se admira,
se queda vacío y se deja llevar,
se abandona y sonríe, se apiada
de sí mismo.

Y esa sombra tiene nombre,
posiblemente todo el nombre que aquel,
ese hombre, patético, insignificante,
pequeño y asustado le ha dado presa del miedo,
del miedo a sí mismo.
La sombra, la sombra cuyo nombre
despierta en aquel personaje sus deseos
más enterrados; no es más que
la sinceridad de la des-culturalización,
el grito desde el fondo,
y un ego arrancándose las pieles.

Y si el hombre lo comprende,
la mira a los ojos y se hunde en ella,
recuperará su propia voz.
Dirá: estoy preparado.
Y la sombra, inclinando el rostro
no buscará ocultar la sonrisa,
ni evitará el placer de ese
macabro impulso.

El trazo de sus labios dañará
al que desde el suelo lucha
contra sí mismo.
Y sus ojos, sus ojos pedirán la piel
del hombre, un rescate,
cambiará lo trivial de estar vivo,
por un poco de alguien, de algo,
que le hagan olvidar su propio nombre.

domingo, 1 de agosto de 2010

Pronto, el por qué
incomprendido. Roto
el lazo, desligada la cordura.
Los miembros
irreconocibles, metálicos, ajenos.
Sonrisas.
Pronto, me separo y me libero.
Soy, soy Nada, soy Nadie.
Desmembración de tristeza
a inquietud las olas.
Goteo, goteo
en la palma abierta, el tiempo.
Puzzle de granos de arena.
Quiebra la mente, cristal.
Escape, sima abierta, ruido.
Aquí, allí, abajo.
Centro. Ruido.
Dolor y su abrazo, atravesados.
Heridas y palabras.
El pasado se precipita y los dedos
cubren, miedo, el rostro del miedo.
Vórtices, retornos,
desdobles. Ego. Ruido.
Veo las alas...
no saltar, absurdo. No.
Dualismo y arañazos.
La palma se llena de cera fundida.
Amenaza la llama, el tiempo.
Se alarga el pasillo
a los ojos cerrados.
Atrás
el dolor, atrás, el miedo,
atrás las montañas de arena,
los músculos fantasma, ATRÁS.
Evito el roce de la llama,
el tiempo tiene ojos,
iris magenta. Aliento. Danza.
Lo misterioso,
tantear el borde. Los ojos cerrados.
Precipitarme a la cuna del Caos,
con los brazos abiertos
y las manos llenas de fundida cera.

lunes, 26 de julio de 2010

[...]
Al otro lado está plenitud esperando,
las métricas ordenadas,
la puerta de salida
en forma de ventana con cortinas verdes.
El silencio, el vacío, la inhumanidad del mundo
cuando está dormido.
Las ganas de huir, de estirar el brazo
tan poéticamente que sienta que pueda escapar
escapar del mundo rompiendo superficies.
Al otro lado está el amanecer,
el final de las sombras gritándome
tan fuerte, tan fuerte, que sería capaz de saltar
en cualquier momento.
Y unirme con una sonrisa a las corrientes del azar,
sentir que hoy he robado todos los colores
del círculo cromático del presente.
Que he dejado este momento,
que he dejado todo el hueco de mi pecho
vacío de ruidos, de colores, de luces y de versos.

lunes, 19 de julio de 2010


Cada vez es más real... resulta dificil de creer.
Cuando sobran las palabras... pronto, muy pronto... :D

miércoles, 14 de julio de 2010

Patéticos

En vuestro desesperante derroche de hipocresía.
Me quito el sombrero porque aun así inspirais al poeta,
todos, todos los aromas del refinado y delicado
sutil y elegante bebedizo del Odio.

sábado, 10 de julio de 2010

10-7-2010

Sin soledad, sin locura... no puede nacer el mejor poema. La mejor historia no es más que la red con la que se atrapa la rareza del vivir, ese matiz que pasa desapercibido cuando miramos el conjunto. Ser sublime sin intermitencia, que diría Umbral citando a Baudelaire; al fin y al cabo ya lo decía Borges, que el mundo no es más que un sistema de citas, que ya estaba todo inventado. Es la red, el tejido. Eso es nuestro. Un escritor japonés decía que el viaje a la luna no había significado nada, y que, sin embargo, él veía las teteras pasar a 100 kilómetros por hora en su cocina. Esa es la única extrañeza, lo sublime, la materia real escondida tras el pesado velo de lo cotidiano. Y sin embargo, preferimos seguir fingiendo maravillarnos con lo monumental, trivializamos las maravillas hasta finalmente caer en el mismo tedio insondable del que creemos huir. Qué manera más escandalosa de ciencia ficción: buscar la emoción en lo ajeno, intentar tocar imágenes desconocidas, huir del misterioso tacto de la realidad directa. La ficción interior, que diría Ballard. Eso es lo sublime sin intermitencia, abrir los ojos para darse cuenta de que el telón está ahí, en todas partes, esperando las palabras perfectas que lo eleven, que sepan apreciar la plasticidad de lo subjetivo, dando pie a la más perfecta disección de lo extraño, de lo terrible, de lo desconocido y sorprendente que es estar vivo dentro de éste azar que llamamos aquí y ahora.

miércoles, 30 de junio de 2010

Hoy lloraria el torrente de palabras del silencio.
Escribiría en las paredes, nombraría las ecuaciones.
Pero la alternativa me deja en el aullido,
en la infinita carrera de la incomprensión.
Sujeto fuerte el filo frente al lazo
que ligero define todo el caos contenido.
La ecuación me dicta infinito.
Y sé que no hay opción a mirar hacia atrás.
Si corto este lazo será el único momento,
la única vida disponible,
para hacer que vuelva tu recuerdo, tu imagen.
Y matarte definitivamente.

martes, 29 de junio de 2010

Estoy subordinada
a la expresión del asesinato.
Al pitido de la línea telefónica
en mis oídos, al blues
que sube serpenteando
desde algún hueco
en éste búnker de dos estrellas.

El arma del crimen en la cama
resulta casi poética. Es la tilde
de la palabra habitación,
pero tu sangre es el contenido
directo del vocablo.

No es homicidio librarte
del final de ésta escena,
puede que solo un mero tópico
tus melenas rubias dicurriendo
por los vértices de la cama.

Volvería a hacerlo,
participar en la ruleta rusa,
enfrentarme a la intensidad de tus ojos.
Aunque fueras tú la que ahora
observara sonriendo
las luces de ésta ciudad agónica.

domingo, 20 de junio de 2010

Fin del mundo.
Conexiones, huracanes, trance sin retorno.
Eclipse, se consume, se rompe.
¿La clave? No, no hay.
Desexistencias, roto, roto.
Se rompe, locura y nacimiento.
Decadencia, hundimiento, dentro,
mesas de ébano con las vísceras al aire,
destrozo, caos, revolución, vida,
noche, oscuridad, luz, oscuridad, locura.
Incomprensión,
velocidad, la sangre, respiro, aire,
aceleración y golpe.
El deseo del contacto.
El color del salto.
No, no, no.
El grito de la ceguera.
Landscapes emocionales, colisión,
pequeño, oscuro, inexistencia, inabarcable.
Cansancio, relativo, transparente.

Tus ojos, tus ojos.
Caos.
Silencio.
Retorno.
Fin del mundo.

sábado, 12 de junio de 2010

El sabor de la imperfección no era suficiente, Virgilio.
¿De verdad preferías privar a la humanidad de tu error?
Ríete de ellos, en tu lecho de muerte. Ríete de todos los mortales
que van a leer en el foro tus imperfecciones, tu casi poema.
Sonríe, porque te negaste a ser el rey de los mediocres,
y, aunque imperfecto, te has convertido en inmortal.

No reclames más ese tesoro tuyo, es demasiado importante
intentar entenderte en cada verso. Ridículo y fundamental conocerte
en cada giro del poema.
Viste a las musas pasar airosas a tu lado cuando quisiste ser como el resto,
¿escuchaste sus carcajadas? ni el César, ni los asuntos humanos,
aunque quisieras, serían jamás objeto de tu inspiración.
Porque aspirabas directamente de la fuente de la Poesía.

No es posible bañarse de vida e intentar domesticarse luego.
Todos somos humanos, Virgilio, y lo sabías mejor que nadie.
Imperfectos.
No puedes regalar el terror a las personas, el terror de lo perfecto.
Puedes guiar a la humanidad por los infiernos con los ojos vendados;
y puedes, en última estancia, dar a la persona su viva imagen:
un héroe víctima de la experiencia, un mortal.

miércoles, 9 de junio de 2010

Me baño en este lago de sombras,
como un hogar secundario, la seguridad.
Recojo los cristales rotos que dejó una voz antigua,
latiendo dentro de mí, palabras, como burbujas,
subiendo hacia la superficie
para hacerme perder el hilo del poema.
La columna vertebral que sujeta esta tensión
imposible entre los verbos.

Escucho, el piano lento, las caricias
encadenandose dentro, me aturdo, dudo,
caigo en el humo de la inconsciencia.
En el lago de las sombras,
buscando mi cuerpo entre las corrientes
entre las voces, las miradas, los coros.
Me agacho ante tanto vacío.
Me inclino ante tanta ignorancia.


Necesito estos silencios, necesito realmente
descomponerme en metáforas, alcanzar el límite
como si fuera un simple eco más
en el desfiladero, en la caída, en la objetividad dulce
que otorga la oscuridad de la noche.
Fuera de ruidos, de eclipses en la comprensión
del segundo. De inflexiones absurdas a destiempo.

Huyo de la vida hacía la vida,
me embarco en el absurdo.
Me anudo, anido al lado de mi otro yo,
del otro lado. Al lado de la muerte
que se desenreda ante mis ojos.
Al lado de la certeza que se vierte
en la lluvia, afuera, en la lluvia.
Huyo a la desesperación del tono perdido,
y de los matices manchados de imperfección,
que no es otra cosa que la eterna misma poesía.

miércoles, 2 de junio de 2010

Creía que realmente se podía
morir en aquellas notas.
Quise morir con aquella canción,
morir con la certeza.
Escaparme con la verdad entre los dedos.
Tenía miedo de volver a diluirme
del impacto, de nuevo, de la terrible calma.

No sabía que se podía permanecer
en el ojo del huracán. No conocía
el punto de equilibrio. Ni la sonrisa del silencio.
Ya ves, Cicerón, ut nihil fictum est,
nihil simulatum.
Ya ves que quedan
palabras que huelen, aromas vivos.

Aunque pensara que mis versos fueran lápida,
y todo hubiera quedado escrito hace tiempo.
Aunque me dejara vivir, aunque
ya tuviera en las pupilas grabado el presente.
A pesar de todo me inclino,
y pido disculpas por esta terrible ignorancia...
ut nihil fictum est,
nihil simulatum.

sábado, 29 de mayo de 2010

Réquiem

Qué bello, qué bello descaro el dejar de pensar
en la eterna comprensión de la locura.
Qué placer abrir las ventanas al mundo
y reír a carcajadas,
hacer partícipe al sordo público del nacer del egoísmo
que es la medida absoluta de la creatividad.

La soberbia soledad creadora.
El poder de entregar al instante
el ardiente orbe de tinieblas, el mar oscuro.
La noche, la noche del alma, Poesía.
De entregarte mi vida desnuda,
dejarte comprender, y comprenderme.
Que me desarmes sobre el lienzo
y vuelvas a levantarme en estos versos desgastados.

jueves, 27 de mayo de 2010

Silencio

Callaos, callaos todos de una vez.
No quiero escuchar más vuestras absurdas conversaciones
ni el taconeo incesante. No quiero vuestros gritos.
Vuestras quejas, vuestros maquillajes.
No quiero rotos en el momento, ni éstas imperfecciones,
no quiero un vosotros mal configurado.

Callaos y dejadme en el silencio. Dejadme escuchar al silencio
y marchaos de una vez, dejar el timbre tras vosotros.
Id con vuestras mentiras, id con la hipocresía
y dejar de golpearme el pecho con vuestro ruido.

Dejadme entender por una vez los susurros
que el silencio quiere compartir conmigo en esta tarde.
Dejadme traducir las caricias del aire. Ser libre.
Por unos segundos, callaos y dejad
que me duerma en los brazos del presente.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Y qué descuido más dulce
es el encontrarme recordándote.
Qué dulce, y qué extraño
es intentar buscar en ti
ese exotismo que intenta envolverme.
Que necesito como protección.

El poeta es el recién nacido
en este mundo extraño e incomprensible.
Y necesita del misterio,
de las manos que le sujeten
para recordar...
que no todo es frío,
ni soledad.

A pesar de esta incertidumbre
que no deja de crecer.

Y, qué dulce descuido,
que me encuentre curioseando en tu mirada
como si fuera el único suelo firme,
como si tu serenidad pudiera,
de verdad, arrancarme
los miedos del pecho.

Y el miedo que provoca
el no quereme sola
después de tus ojos,
el miedo a que tu música
me devuelva pedazos de humanidad.

sábado, 10 de abril de 2010

Máquina


Me encuentro, de repente, sin ser yo misma;
alejándome de ti con toda la naturalidad del mundo.
Me convierto en otra que aun no conozco,
una estatua con mi nombre.

Mis ojos son cristales tintados
y mis manos, frías, acero fundido.
Tengo el corazón blindado en bronce,
y oxidado.
Por eso tus recuerdos son proyecciones
en la pantalla de la azotea.
Proyecciones, nada más.

Intento descontrolar estas emociones,
y no odiarte por impulso.
Pero estos circuitos no obedecen, no soy,
como nunca fui la que pensabas.
Solo queda de mí existencia
indeterminada, en acto constante.

Quiero hacer un suicidio, si se puede llamar así
la desconexión del sistema.
Para que no te acerques a la superficie,
para que no me obligues a escribir poemas,
para que no encuentre la sangre bajo esta piel
metálica, y vuelva a ser humana,
habitante de tu sombra.

miércoles, 7 de abril de 2010

Casi que me quedo en la incógnita,
casi que me convierto en humo
y encadeno acordes hasta perderte de vista.
Casi que, por hoy, dejo atrás existencias.

sábado, 3 de abril de 2010

Como en las buenas historias, aun no he perdido la esperanza de volver a casa.
Algún día.


http://www.youtube.com/watch?v=jzz5cVt70j8&feature=related

miércoles, 17 de marzo de 2010

Los ojos negros que trae el desierto...

Los ojos negros que trajo el desierto,
me hacen olvidar la humedad de este pozo.
Los ojos negros que trajo el desierto,
hablan de fuegos que queman dentro
y oraciones sobre el séptimo cielo.

Los ojos negros que duermen son letargo
y sus voces son consuelo, el frío
que estremece las dunas. Ellos,
los ojos negros que surcan,
sinuosos como la dura serpiente,
los mares de arena, las rocas agrietadas,
y los ecos milenarios.

Y se presentan como espejismos,
los ojos negros que trajo el desierto.
Llegan con el sonido de los cascabeles,
y el olor del azafrán.
Con el aroma del pieles oscuras que susurran
eternidades, tinta y cuero.
De una historia construida en piedra
y cristales preciosos, bajo la sombra
de los roncos escombros de Babel.

Los ojos negros que trae el desierto
arropan con sábanas que huelen a noche,
que ondean el vuelo del cóndor, la lentitud
de la bestia que sella el mapa fugaz hacia el oasis.

Es delicia muda, y semblante escrito,
los ojos negros que trae el desierto.
Dagas de plata, fuego, y redención.

martes, 16 de marzo de 2010

La guerra empieza nublada de ansiedad.
Cuando sujeto el arma entre mis manos,
temblando.
Cuando me confunde el sonido de una voz.
Y no consigo volver a la realidad
que es tu ignorancia. Que no te conozco.

Entonces tengo dos objetivos, como dos seres
insustanciales en estéreo, sobre mis hombros.
O tu u yo, desconocida, me gritan al unisono.

Se que parezco ridícula, pero ya ha empezado la guerra.
Y lamento decirte que esta sonrisa
ya solo habla de demencia.

Una locura jodidamente real.

domingo, 14 de marzo de 2010

Odio esta sensación.
El tambaleo que produce el roce de la palabra
que no acierta, el despiste de las emociones.
El parón, la incógnita en el aire que se escapa.
El aire, el oxígeno... llenar los pulmones
de sensaciones que salen en blanco.

Ojalá pudiera llamar suicidio a cada poema.
Que es su verdadero significado.
Y lanzar testamentos como si fuera confeti,
como si me vaciara.
Y no me importara el color de los ojos del que lee
al otro lado, ni el color del alma.

Pero no puedo dar el paso, no puedo romper
el molde, decir el todo en tres estrofas,
morir con el barco, escuchar el sonido de la recámara
en mi sien, y dejar que todo el contenido se diluya
antes que yo.

Me queda navegar entre túes difuminados,
terminar otro poema, cerrar los ojos
con el significado aun ardiendo dentro
y las palabras escondiéndose en mis poros.

Y dormir como cura a este fuego.
Dormir.

sábado, 13 de marzo de 2010

Angela intentaba construir un castillo, de humo y palabras. Intentaba de verdad darle una forma eterna a sus sentimientos.
Y allí, sentada enfrente del monumento que había escondido dentro.
Allí, sintió la fuerza que había evitado todo este tiempo.
La verdad de las palabras.
De Dentro de las palabras.

martes, 9 de marzo de 2010

Conceptismo:
Intento de concentrar el pensamiento,
en muy pocas palabras.



Y yo te digo TODO.
Para no dejarme NADA en el arcón de mi pecho.

Este verso es la linea que separa poesía y locura.
TODO y NADA.
Con el pretexto del pánico al mañana.

domingo, 7 de marzo de 2010

Lobo

Los aullidos huyen del norte.
Y de ti.
Los aullidos son la huella del lobo
que se niega a si mismo.

Pero el lobo no es de hielo,
no es el norte.
Y no soporta más tiempo este autismo.

Por eso el lobo quiere romper
la coraza de bronce.

domingo, 28 de febrero de 2010

Revés

Puede que el contexto se perdiera,
misterioso como las alas de un ángel.
Y se ha escamado el tiempo entre el nosotros.
Una fina capa de polvo entre los días,
las promesas.

Escucho mi voz, aquella voz,
ajena.
Y todo es roto. Esta soledad,
el trascendente mutismo que se enreda
entre los tejados.
La caída perenne de los signos.
El idioma que di por hecho,
como una nieve gris, como un invierno
a destiempo.

Los yoes que cuajan, se evaporan.
Desaparecen.

jueves, 18 de febrero de 2010

Esquivo una nota. La nota
que me lleva hasta el lago gris donde me hundo.
Donde me hundo. Y prometo dejar cada vicio.
El humo, la evasión, y aquella nota
que entonaba tu cuerpo cuando se anudó conmigo.

He recordado los callejones donde nos perdimos.
Lo oscuro de ti, lo escondido y oscuro.
Y la música de ti.

Y lo dejo. Con esta madurez anticipada por unas horas.
Lo dejo porque el reloj me ha maldito,
por llevar pintada tu lágrima debajo del iris.

domingo, 14 de febrero de 2010

Dos poesías



"Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la
meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la
lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla de la
imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un
sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y hermosura.
Hay otra natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa
eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y
desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre,
despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el
océano sin fondo de la fantasía.
La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo. La
segunda carece de medida absoluta; adquiere las proporciones de
la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los
poetas.
La primera es una melodía que nace, se desarrolla, acaba y se
desvanece. La segunda es un acorde que se arranca de una arpa
y se quedan las cuerdas vibrando con un sonido armonioso (...)
La una es fruto divino de la unión del arte y la fantasía. La otra es
la centella inflamada que brota del choque del sentimiento y la
pasión."

Bécquer.

viernes, 12 de febrero de 2010

_Y se rompe.

martes, 9 de febrero de 2010

Róbame

"Róbame", me había dicho.

Debí ser más atrevido y besarla. Debí ser más prudente. Había hablado en exceso.
No había dicho lo suficiente.

domingo, 31 de enero de 2010

Dice el piano decayendo: no estés triste.
Dice el vacío en expansión, que vacío y lleno
son conceptos.
Tengo una sonrisa en la balanza que ha volcado
el resto.
Las sobras convirtiendose en muralla.
Y pensar que nada puede conmigo, ahora mismo,
en esta soledad, en estas paredes,
bajo esta luz que me habla del amanecer.


Quiero pensar que ya está todo,
que si cojo las maletas y me marcho
no será por cobardía.



y Gracias, siempre, gracias.

viernes, 29 de enero de 2010

Susurros





Pararía el tiempo, aquí,
justo en el comienzo de la nebulosa del mañana,
aquí donde no conozco, sonrio y me abrazas.
Aquí, que me he dejado el miedo al comienzo del camino.
Y después rasgaría la cortina que me lleva a tu rostro.

Es Perfecto conocer la inocencia de tus ojos.
En el mayor sentido de la palabra, perfecto,
la palabra que ahonda en el mar subjetivo,
perfecto es el océano de paz que queda después
de tu silueta.

¿Comprendes?
Entonces sabrás el motivo por el cual
detengo el tiempo aquí, en este mar,
en lo perfecto.
Esuchando los versos que me susurra
el tintero de tu voz.

viernes, 22 de enero de 2010

Despertar







Qué lejos aparenta estar la línea. Qué dificil cruzarla, ¿verdad?

Y ahí está, esperandome...

miércoles, 20 de enero de 2010

Sure

Y si alguna vez estuve segura de algo
es de esta tormenta que arrolla dentro.
Y el resto no, realmente no me importa.

lunes, 18 de enero de 2010

Caminos a lugares seguros

"Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.
La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando la primera puerta.
La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que "el tiempo todo lo cura" es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.
La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es sólo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado."



El nombre del viento
Patrick Rothfuss

sábado, 9 de enero de 2010

Welcome

Es normal sentir miedo, cuando te plantas frente al vasto desconocido, y aquella venda negra te escuece en los ojos. Es normal, pequeña. Y es normal tantear inquieta el vacío que nos precede. Es normal sentir el vértigo al escuchar los aplausos desde el abismo de nuestra cegera.
Y vas a caerte, y sentirás la verguenza que provoca el autodesconocimiento. El sabor salado de las lágrimas, y la rabia. Y el circulo cromático de las emociones girando brutalmente en tu cabeza. Vas a sentir la locura a flor de piel, vas a apostarte todo a nada con la muerte, como último recurso, como forma de sentirte dios y diablo. Y vas a perder, sabiendolo desde el principio.
Vas a vivir hasta el límite, como siempre quisistes.

Y yo estaré ahí, esperando el día en que tu venda caiga.
A veces prefiero pensar que no estoy aquí, que he dejado de existir, que estas letras no son más que el testamento de una mente que ya ha encontrado su hogar. Me gustaría esconderme en una nota de violín para siempre, olvidar mi cara, mis manos. Fundirme con mi propio latido y mis propias lágrimas, y ser la música encarnada, invisible, olvidada y feliz.
Algunas veces desearía que las historias fueran ciertas, creer en las viejas leyendas, sentir el coro anunciando mi caída, y bajar los escalones de la derrota ante una capa oscura como la noche. Me gustáría morder la manzana del delirio y que la culpa se escurriera fuera de mí como una serpiente. Que la locura me terminara de devorar, para volver a casa. Y el arrepentimiento fuera un simple juguete.
Quisiera inclinar la balanza hasta romperla, y caer al fondo del abismo con ella.

Y dejar de una vez intentar descubrir que me retiene en este corazón.