viernes, 20 de agosto de 2010

Vuelves a tener razón.
Pero prefiero que no digas más, no por ahora.
Ahora mismo estás demasiado incrustado
debajo de mi corteza como para no poder
comprender todo ésto.
Como para no burlarme de todo ésto.
Como para no ser tú en lo terrible.

domingo, 15 de agosto de 2010

A solas,
las notas han perdido el misterio,
ese “algo” invisible.
La tinta evita su hueco en la caída,
la palabra busca la calidez de lo extraño.
La mirada se vuelca hacía dentro,
tan perversamente...

Todas las lágrimas abrasan en el interior.
Crece el miedo a incomprenderme.
Me convierto en la máquina
que conoce la duración de sus latidos.
“No dejaré que el mundo siga existiendo
sin MI.”

Poesía cubre su rostro,
prevé el asesinato inminente.
Se avergüenza de su tamaño y su fondo.
Y tú sigues despierto, D., esperas,
¿A qué esperas?, ¿Por qué sonríes,
así, como si observaras lo patético
de ver mi teatro ante el final del verso?

Soy para ti por entero ahora,
los restos de la vida, las migas,
el silencio cobarde.
La actriz que se quita la máscara
ante el público impasible...
Y se arranca la ropa y se muere,
se muere...
Intenta creerse que todo sigue siendo
la misma piadosa mentira para huir
de eso otro, tan terrible, tan eterno.
Tan Vivo
como la misma oscura niebla de su olvido.

domingo, 8 de agosto de 2010

...

Escucho los reflejos del calor con los ojos cerrados, descuido el final de este verso para no romper la línea. El cristal se alarga ante mis ojos, es la caricia de la quietud. Correspondo el impulso para sentirme alada. Dejo de pensar mientras permanezco en la estabilidad de las corrientes de aire. El paladar se queda vacío de sensaciones. Mecerme en lo vacío como si no existieran los límites, los muros, la piel y el idioma. El líquido amniótico es un silencio salpicado de tímidas notas vibrando a mi alrededor, notas que son luciérnagas. Surcos que colorean el ambiente. Comprendo la posibilidad de ser ilimitada, soy la posibilidad mientras amanece con los colores nublados. La paz es nieve cayendo sobre las viviendas, es una nieve templada, invisible y espesa como una sábana. Dentro se refugian y buscan el sentido a la idea de frío. Yo... yo he perdido el concepto de espacio. Me comprimo en una onda, en su sonido... y sin darme cuenta me expando. Desaparezco para abarcar el mundo entero.

martes, 3 de agosto de 2010

Un hombre,
un hombre agazapado
en una esquina del cuarto.
Un hombre rodeado de tinieblas,
deliciosas tinieblas.
Un hombre que ha sacado
su demonio de dentro, su gran sombra,
y se aterra y se admira,
se queda vacío y se deja llevar,
se abandona y sonríe, se apiada
de sí mismo.

Y esa sombra tiene nombre,
posiblemente todo el nombre que aquel,
ese hombre, patético, insignificante,
pequeño y asustado le ha dado presa del miedo,
del miedo a sí mismo.
La sombra, la sombra cuyo nombre
despierta en aquel personaje sus deseos
más enterrados; no es más que
la sinceridad de la des-culturalización,
el grito desde el fondo,
y un ego arrancándose las pieles.

Y si el hombre lo comprende,
la mira a los ojos y se hunde en ella,
recuperará su propia voz.
Dirá: estoy preparado.
Y la sombra, inclinando el rostro
no buscará ocultar la sonrisa,
ni evitará el placer de ese
macabro impulso.

El trazo de sus labios dañará
al que desde el suelo lucha
contra sí mismo.
Y sus ojos, sus ojos pedirán la piel
del hombre, un rescate,
cambiará lo trivial de estar vivo,
por un poco de alguien, de algo,
que le hagan olvidar su propio nombre.

domingo, 1 de agosto de 2010

Pronto, el por qué
incomprendido. Roto
el lazo, desligada la cordura.
Los miembros
irreconocibles, metálicos, ajenos.
Sonrisas.
Pronto, me separo y me libero.
Soy, soy Nada, soy Nadie.
Desmembración de tristeza
a inquietud las olas.
Goteo, goteo
en la palma abierta, el tiempo.
Puzzle de granos de arena.
Quiebra la mente, cristal.
Escape, sima abierta, ruido.
Aquí, allí, abajo.
Centro. Ruido.
Dolor y su abrazo, atravesados.
Heridas y palabras.
El pasado se precipita y los dedos
cubren, miedo, el rostro del miedo.
Vórtices, retornos,
desdobles. Ego. Ruido.
Veo las alas...
no saltar, absurdo. No.
Dualismo y arañazos.
La palma se llena de cera fundida.
Amenaza la llama, el tiempo.
Se alarga el pasillo
a los ojos cerrados.
Atrás
el dolor, atrás, el miedo,
atrás las montañas de arena,
los músculos fantasma, ATRÁS.
Evito el roce de la llama,
el tiempo tiene ojos,
iris magenta. Aliento. Danza.
Lo misterioso,
tantear el borde. Los ojos cerrados.
Precipitarme a la cuna del Caos,
con los brazos abiertos
y las manos llenas de fundida cera.