miércoles, 24 de noviembre de 2010

Brutalidad.

Existe algo en ti, tenebroso, macabro.
Algo adictivo que se agarra en mis entrañas
como una enredadera sin formas.
Existe algo en ti que asusta, que aleja.
Y me hace intuir la forma de la bestia
que siempre intentas encontrar dentro.

No soy capaz de escapar de ese algo,
esa bestialidad que escondes, que provocas.
Pero intuyo dentro de ti las formas de la poesía.
Y los matices que emana el respirar tu piel.
No puedo escapar de tu brutalidad,
aunque me quede paralizada, aterrada.
No puedo escapar de tu brutalidad.

martes, 23 de noviembre de 2010

"Todo en nuestra vida es sexual, excepto el sexo mismo, que no es sino una metáfora de lo que no lo es en absoluto."


Calixthe Beyala.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El escenario se queda a oscuras. Un foco de color blanco ilumina lo que debería ser una forma humana (al menos eso indican las pisadas sobre el suelo de madera). Alrededor sólo quedan los rastros de la ansiedad envolvente de las sombras. Y el hombre que ha dejado de ser hombre camina en círculos, nervioso, inquieto, tenso, aburrido, dormido, apagado, tembloroso y cobarde, hipócrita, estúpido, ignorante, egoísta y ciego.
Quiere romper los ecos de su conciencia y dibuja una pared. Un escenario a oscuras delimitado por dos paredes de ladrillo, una televisión, una nevera llena. El hombre está tranquilo, aburrido, incómodo, enfadado, rabioso. Observa y decide: Rompe, insulta, destroza, condena, silencia, mata, censura, encadena, aniquila, ignora.
Hasta que no queden ni las huellas, y el escenario vuelva a ser a oscuras cuna de bellísimos interrogantes, sobrecogedores silencios, inspiradoras alturas. Libre de pasos anhelantes de autodestrucción.

Es increible que consigais arrancar las ganas de seguir escribiendo...

lunes, 8 de noviembre de 2010

Se lo dije:
la música aún me mantiene
en este líquido amniótico.
Ruido y desastre.
Un ejército de ciegos
detrás del señor de blanco.

Los cimientos se tambalean,
nos ponemos de acuerdo,
en lo terrible, acordamos todos
pulsar ese botón rojo.
Y la cantante cae
sobre sus brazos encadenados.

El sonido rompe la roca, ciegos,
y nadie lo ve.
Estoy muriendo cada maldito segundo,
rodeada de torturados y enfermos.
El ego se define:
dos razones para vivir
si atrapas aquéllo que dejé de ser.

Sólo ha terminado el mutismo,
el ejército ofrece su vida al maestro.
Y Él se regocija ante la masa de muertos.
Sorprende al ciego con la imagen.
Benditas ironías.

Me vendo los ojos
sólo por no complacer al cadáver.
El frío me escribe en los párpados
que ya estás cerca de mí.