lunes, 31 de enero de 2011

El árbol sigue creciendo, el pánico de los frutos.
Contracción del verbo en ser, sombra ilustre.
Las metáforas aún se desesperan, la niña
mira con tristeza sus calcetines rojos.

Las cuerdas se llenan de polvo,
así es la blasfema del tamaño en espera
oscura. La imagen de la escalera
derramándose como el vino.
Trinos en crescendo, una barba
de encrespadas hiedras nobles.

Las golondrinas confunden su cauce
con el rumbo de una ráfaga de balas.
Y le llaman soledad y estrofa. Jaula.
Todos perdiendo a Dafne
en una jungla de manos.

domingo, 30 de enero de 2011

No volveré a escribir.
Hasta que las palabras dejen de precipitarse al vacío.

domingo, 23 de enero de 2011

-Enhorabuena.

Sólo necesitaba no sentirme una extraña aquí dentro.

sábado, 15 de enero de 2011

Los cristales se iban levantando del suelo a mi paso emitiendo toda gama de colores, lo que daba una imagen totalmente distinta a la situación en la que antes me encontraba, y el oscuro sendero del bosque que llevaba días recorriendo fue cambiando por un suelo artificial, como un mármol antiguo recubierto de esos cristales. ¿Qué pasaba? Eran como plumas, y si deslizaba mi mano sobre la superficie, los cristales, pesados fragmentos curvilíneos, se removían en el suelo en pequeñas hélices, desafiando cualquier ley física.
En un determinado momento, todos los misteriosos fragmentos comenzaron a seguir una misma dirección, y ante mi rostro de sorpresa, una gigantesca esfera de cristal fue formándose en mil tonos distintos. Miré al suelo, y sólo quedaba mi reflejo en el extraño mármol. ¿Yo? no era yo, era... Volví a subir la vista, y allí estaba la esfera, manteniéndose en inexplicabe ingravidez. Era... lo sabía, ¿por qué no podía decirlo cuando llevaba tantos años buscando esta reliquia?... ¿reliquia?
Todos mis pensamientos empezaron a volverse confusos, necesitaba tocar esa cosa, éso... ¿qué era éso?
Caí al suelo y casi por instinto cerré los ojos. ¿Qué era ese olor? un ruido terrible, y una mezcla de aromas, tan intensos como jamás había sentido que me recorrían de pronto. Giré la cabeza hacía los lados, aún con los ojos cerrados, intentando buscar la fuente de ese olor.
Decidí superar mi miedo, y al abrir los ojos me encontré de bruces con un lobo de pelaje rojo. Un... un, era un lobo, sí. Todo alrededor estaba lleno de cristales rotos. Instinto, peligro.
Sin pensarlo dos veces me incorporé sobre mis patas delanteras, las traseras. Y huí de ese extraño lugar.

jueves, 13 de enero de 2011

Desaparecen todos los bordes que evitan precipitarse al vacío. El cielo no se ve desde aquí. Tampoco parece tener forma el contorno de esta idea. Desesperación dormida en alguna cuna dentro de la nada. Se apagan las luces, la confusión parece estar totalmente ordenada. Oscuro latido. El juicio es la misma música. La sensibilidad cae sin remedio, ha perdido los puntos de apoyo. Arañar el aire para rellenar los agujeros de palabras limpias. Llenar los paneles de conceptos acordes, llanos. Abrazar la nada y nacer. Nadie sabía. La desmotivación abandona su nombre por un ligero calor al oeste. Emerger del barro con las manos limpias. Silencio.

lunes, 10 de enero de 2011

Volvía la obsesión por ser genial sin intermitencia.

Faltaba el genio.