miércoles, 1 de febrero de 2012

Es complicado saber en qué momento murieron los días,
sujeté delante de mí aquel velo, y cuando quise darme cuenta
ya sólo era el viento soplando fuera de la habitación.
¿Cuando me convertí en fragmentos?
"Como un champiñón en el tronco de un árbol..."
No te comprendo, pero toda esa sencillez
ha liberado los fragmentos, las partículas.
Y desde que el tiempo se detuvo
ya no pertenezco a nada, como un retrato que jamás muere
intentando entender lo que hay escrito tras los cristales.
Desde que pararon los días he olvidado el rencor
la tristeza, la desesperación.
Tan perfecto que podría morir si respirase un poco más fuerte.
Me he dividido para no tener que llenar los huecos
para poder ser el aire que escapa del vacío.