martes, 2 de junio de 2009

El puntero parpadea sobre el fondo blanco.
El cenicero está lleno de colillas,
la mesa cubierta de restos.
No hay música, ni inspiración, ni fondo.
Poemas vacios.
Sentimientos oblicuos que se pegan a los momentos.
Y mañana será otro día.
Y otro despertar con nuevas palabras, misterios,
miedos. Soles despuntando en el horizonte
de las incertidumbres.

Qué abstractas son las sonrisas
cuando son arrancadas de aquella fotografía
para transportarlas a un infinito irrelativo.
Y qué abtractas estas letras sin sonido.

Llueven ideas, noches, colores.
Pero no hay formas.
Tampoco intenciones, perdidas en el laberinto
del profundo objetivo.
Ayer asesina, hoy victima de mis acciones.

Golpes de voz, formas sin nombre,
nombres que nunca tendrán una forma.
Detenme aquí, en este salón, detenme frente
a esta pantalla, entre el humo y los sonidos
que logran colarse por la puerta del patio.
Y no preguntes más.

Contén el tiempo como si fuera tu respiración,
déjame en ese latido, descomponme.
Puede que entonces empieces a entenderlo todo.

1 comentario:

Salva dijo...

LAS CIUDADES
(José Alfredo Jiménez)

Te vi llegar
Y sentí la presencia de un ser desconocido;
Te vi llegar
Y sentí lo que nunca jamás había sentido.

Te quise amar
Y tu amor no era fuego no era lumbre;
Las distancias apartan las ciudades,
Las ciudades destruyen las costumbres.

Te dije adiós
Y pediste que nunca, que nunca te olvidara;
Te dije adiós
Y sentí de tu amor otra vez la fuerza extraña.

Y mi alma completa se me cubrió de hielo
Y mi cuerpo entero se llenó de frío
Y estuve a punto, de cambiar tu mundo,
De cambiar tu mundo por el mundo mío.