sábado, 10 de diciembre de 2011

Al lado del lago, Mahler tuvo una casa pequeña
de paredes azules como la quinta sinfonía.
Ya no es de nadie, las hojas y la gente
están arañando el tiempo que quedaba en los rincones.
Quisimos ser en tantos lugares, atrás,
que los ojos no se acostumbran al repetido paisaje.
Pero ya no hay faraones atravesando el umbral de karnak,
sino ruinas llorosas y quebradizas.
No quiero ser yo frente a la creación vacía,
que me maten los recuerdos apagados de desidia.
Prefiero hundirme con el barco,
a sobrevivir en un barniz dudoso
y con la inmortal estela de los focos polvorientos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Vivo escondida de la lluvia que amo,
atada a los grilletes marcados de Europa
que saben quemar la piel gritando "No."
Y yo, imagen de la tristeza, cedo a la desgana
y muevo por impulso estos músculos ajenos.
No existe abismo que comprenda,
ni dios que consienta este brutal deseo.
Pero la naturaleza extraña
sujeta mi mente a mis dedos
exigiéndome palabras de mirada ensimismada.
Acaricia mi pelo susurrando: no es la hora…
¿Qué fue del soñador,
O de aquél que intuía el aroma del sexo?
Las circunstancias me convierten
en puntos suspensivos sin dirección.
Qué, qué ha sido, Hamlet
si no la lluvia ácida de la rabia
cuando amaina sin víctimas.
Ojala el verso masticara la cordura
y no tuviera que rendir cuentas a los hechos.
Pero el acto vuelve a dar un portazo
y yo ya no distingo muros y promesas.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Ya no entiendo el universo
si no estoy formada por nudos que me silencien,
ni vea próxima la sangre sin herida.
Sin el cigarro abrazando al poema
con la elegante sensualidad
del humo gris.
No tiento a los versos que me elevan
cuando huelen a podrido,
ni escondo con la sonrisa fotográfica
todas las torturas que habitan la palabra.
Ironía es el homenaje de esta pesadilla,
o la investidura de la tristeza.

martes, 29 de noviembre de 2011

¿Qué me intentas decir?
El amargor gotea por los cuadros,
y la piel intenta despedirse del cuerpo.
¿Qué es, qué sucede?
Te niegas a moverte,
ni siquiera puedes cumplir tus antiguas rutinas,
me cargas de amargor por dentro.
¿Es por una mujer, que supuras cansancio?
mira en qué te has convertido.
Todas las palabras son ácidas,
las personas ahora inducen pacífica violencia,
¿acaso empiezas a aceptar aquello que prohibimos?
No son los lazos con el mundo
resistentes como el aire.
Pero te niegas a la opción de la descordura,
y ahora el recuerdo, maldito,
te está hundiento en la fría tierra.

domingo, 13 de noviembre de 2011

El caballero se inclina sobre su rodilla con elegancia
y la mira directamente a los ojos, es asqueroso,
pero están a punto de besarse.
Parece lodo, goteando de sus guantes plateados,
y su gesto se está derritiendo por la barbilla.
La sensación es la de un agujero negro dentro del pecho,
que se expande mientras se traga todo lo demás.
Sujeto mi cabeza con ambas manos, no quiero mirar,
y no puedo evitar entreabrir los dedos.
Un lado de mi boca se eleva creando la expresión del asco,
y algo en mí se queda solo y escribe en un muro “eres hielo”
Ilusa ilusa, qué haces, ¿no ves los colmillos del lobo?
Pero yo no tengo derecho a arrancar las ropas
del monstruo amado.
La está abrazando con sus pegajosas extremidades,
su aliento araña su rostro.
Mi máscara no engaña a la piel que hay debajo,
la nada se está tragando todo, el escenario está en tinieblas.
No hay un Archive que rescate y corro a detener la tragedia
antes de descubrir la tristeza abarcando el cielo.
Debajo de su capa las garras sujetando sus caderas,
sus piernas deformes pegándose a ella.
Un resplandor toma el nombre de la rabia,
y la espada atraviesa el cuerpo de la criatura despreciable.

Ha caído una capa vacía, jamás existió la criatura,
yo sujeto el arma convertida en hielo,
el agujero negro se llena de pánico, el suelo se encharca.
Y ella corre, corre lejos de mí.
Ahora mi piel es algo terrible que se derrite,
y mi cuerpo deformado me hace inclinarme con vergüenza.
La bestia del odio aprende de las lágrimas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Me asusta el mundo entero,
respirar, estar viva.
Esperar, ser. Tengo miedo de las voces.
Me estoy agarrando a esta canción
como si el suelo estuviera a punto de hundirse.
Todas las promesas que guardé en el puño
se han convertido en polvo y en sudor.
Temo al tiempo caprichoso,
a los kilómetros que queman,
y a jugar a la ruleta rusa con la soledad.
Siento que pierdo el equilibrio
y me aterran los contornos de lo que veo
si entreabro los ojos.
Siento pánico de esta manía obsesiva
que está creciendo en mi pecho confuso.
Y me piden que siga siendo
este ratón asustado.
Que la nube se vuelva cada vez más negra.
Me obligan a lanzarme a la locura
y su abrazo inevitable.
Inspira la cordura que aún queda aquí dentro
esa bestia que existe dentro de mí
dando vueltas con las manos en los oídos.
Que no terminen los relámpagos ni el aullido,
me aterra existir.
Y vosotros me obligáis a ser amante y ermitaño,
soldado y viento, voz y muerte, furia, agua,
sombra, alegría y suicidio.

martes, 25 de octubre de 2011

Escogí perder las todas las palabras,
quedarme con la voz en blanco.
Había gastado la tinta escribiendo
en piedras de sal emociones demasiado dilatadas.
Pero el viento se ha llevado lo que queda de mí.

Busqué una sombra,
un pozo lo sufiente profundo como para evitar
el sonido de los tacones.
Y me quedé en silencio, esperando su imagen.

Pero ella seguía allí, donde siempre estuvo.
Y yo, yo era tan pequeñita...
que las piedras parecían edificios.
Aunque ya no recordaba ningún idioma
acaso, quizás, la llamada de un gato,
o la sonrisa del frío.

Busqué al verso con todas las pupilas
y un día vino para  contestarme:
"has huído del tiempo,
ya no conoces la textura de la piel del mundo"

Me escondí más abajo aún, más profundo
en mí misma.
Y mi no-voz susurraba que ya no necesitaba nada,
que había dejado en el camino todas sus apariencias.
Pero ella estaba allí para recordarme el abrazo del mundo.
Y el verso y yo entendimos, sin palabras,
todo el significado de las lágrimas.

martes, 6 de septiembre de 2011

Poner fin a la normalidad
es acariciar con las yemas la linea de la locura
mientras suena Old artist de Archive en un estéreo cerebral
huele la humedad de los versos cuando son como una niebla.
Quedarse ciego de sonrisas.
En el estéreo termina la normalidad,
termina la voz de los poetas, suena Old artist
y dirijo una orquesta imaginaria hasta un precipicio nublado.
Para entonces las conexiones chispean en las yemas,
la linea es un barro que trepa por mis rodillas
y el beso tiene la consistencia de la fiebre.
No tiene por qué reírse el poeta
de su falsa idea de suicidio al mirar por la barandilla,
aunque la niebla esté fría, los dedos no abarquen el barro
y Archive pierda su resonancia.
¿Tendrá valor el Hombre? La alternativa de la niebla
es la angustia y Ver es un patio sin ningún color.
El barro se mancha de sangre
y en la barandilla se ven las marcas de las yemas.
No hay ninguna normalidad, sólo algo eléctrico.
Old artist. Y la niebla, densa de palabras ciegas.

lunes, 22 de agosto de 2011

En la imagen encontramos
una niña con grandes ojos tristes.
No tiene miedo, ninguno,
aunque sea su casa la que arda ante ella,
aunque ella fuera la que encendió la cerilla,
aunque ella tiró la cerilla a las cortinas,
aunque acercó el sofá de su padre
para que el fuego siguiera vivo.

Observa su obra con las manos oscurecidas,
con la cabeza ladeada, con una curiosidad tan inocente
que se podría llamar blasfema.
“No pasa nada, todos dormían”
“No pasa nada, todo irá bien”,
repite un policía que la abraza.
Pero no pueden alejarla de la escena,
hasta que la música no se detenga.

Y ella hubiera preferido dormir
sentir todo el peso de su creación
derrumbándose sobre ella.
Lo desea con todas sus fuerzas
antes de que termine todo
y el mundo vuelva a ser
un amasijo de intenciones disueltas.

viernes, 29 de julio de 2011

Van muriendo todos los versos,
estoy llorando sola en un hotel lleno de ruido.
Puede ser defensa propia,
pero mi cuerpo tiene miedo de vivir más,
y está matando a todos los versos,
como la bestia que se come a sus cachorros.

Acepto la certeza de una forma tan absurda
que se quedan las manos temblando,
el pecho cargado de disculpas vacías,
los labios agrietados y silenciosos,
todos los escondites llenos de resignación.

Acepto la primavera como un adiós lejano.
No me conozco entre todo este pelaje,
pero la flor sabe que jamás seré la misma
mientras todos los versos me olviden,
y mis ojos sólo estén cargados de rencor.

Acepto el destierro,
un desierto lleno de música y un reloj
con las manillas buscando el quiebro y la quietud.
Convertir la máquina en roca, y en olvido ésta,
y dejar a los versos morir en forma de oleaje.

Acepto entregar el latido
al trino de un pájaro a las cinco de la madrugada.
Y marcharme con lo puesto...
unos ojos que miran hacia arriba, un corazón a rastras.

martes, 19 de julio de 2011

Un abrazo de mil kilómetros,
hoy, para ti,
sin espacios de por medio.

Te quiero

19-7-2011

viernes, 24 de junio de 2011

Danse macabre

 
Como el rey que cae
ante los dedos del pánico,
un ejército de gaviotas origina el huracán,
rezando los débiles muñecos
y entornando el crujido de los ojos de barro.
La danza nunca dejó de existir,
inclinando al hombre hinchado de ropas,
bajo la ternura del abrazo cadavérico.
Alfil erguido consiente la sacudida,
la manzana el mordisco,
y la palidez del suelo besa los labios.
Adornando la oscura sonrisa,
el baile de los círculos sin centro.
Quedando Fortuna,
segando con sus palmas
reverencias atónitas
y las últimas pisadas furtivas.

jueves, 9 de junio de 2011

Sujeto ese segundero que expia,
por no alargar un adiós tan puro.
Y olvido el límite entre calma y asfixia.
Aún así las advertencias
continúan clavadas en estas paredes blancas.
En estos monitores blancos.
En esta tranquila desesperación incolora.

Y me gritan desde la habitación
millones de personas que murieron
hablando sin saber qué decían.
Millones de personas pidiendo un oído sediento.
No puedo abrazar a todas esas palabras...
Ignorantes se llenan de ruido
en este escondite del silencio.

Y el reloj sigue marcando
las once cuarenta y cinco.
El segundero muriendo estoicamente.
Y yo agazapada, con la idea de que este poema
jamás tuvo un presente.

miércoles, 1 de junio de 2011

Hoy,
escribo este verso
que vi colgando de tus labios.
La habitación es el centro,
un Delfos de andar por casa
que te evoca.

Y escribo este verso
por si no puedes encontrarlo
entre toda tu velocidad.
Las palabras son el único amigo,
y pierdo el tiempo respirando
todo el oxigeno que olvidas.

Te escribo este verso
por si dejaste a Poesía
en la parte trasera del coche.
Si por descuido has perdido
todos los significados de Vivir.

Camino hacía atrás en los siglos,
busco unos ojos antiguos,
una música que haga desaparecer.
Te regalo este verso,
esta corteza de sensación fugaz.
Dentro quedo vacía,
con el Todo,
para que me mires
en la transparencia.

lunes, 23 de mayo de 2011

sábado, 21 de mayo de 2011

A ti, que me lees,
universos de tinta, vacíos marinos,
un abrazo invisible. El último beso.
Duerme la noche mutilada como si la sombra
apagase la levedad que se vierte
desde el vórtice donde todo nace.

Me otorgo la muerte con soberbia,
por no llenar los huecos
de miedos agridulces, vuestros.
Madurez en los ojos de un gato,
vivir mientras Vengerov sigue tocando,
existir con tus gemidos
que huyen por la ventana.

El resto, inconsistencias disueltas
láminas de silencio que se rompen,
palabras sin contenido a la deriva,
significados degenerados, carentes,
escasos, vacíos.

lunes, 21 de marzo de 2011

Un día fue inspirador,
cuando la quietud borraba el peligro.
Los nombres parpadeaban,
como estrellas.
Después vino ese tú desnudo,
intercalando besos
en las comisuras del pánico.

Luego, una palabra que se cansaba
de estar viva, y el repetido silencio.
El tocadiscos emitió el roce
que anunciaba el término.
Y temblaron las vidrieras del palacio
que te había ido imaginando.

Fue inspirador respirar margaritas
donde el aire perdía los ecos,
volver a un mundo desmontable.
Ladear la cabeza como un niño,
cuando es el mundo entero,
y no es nadie.

Y ahora que todo pide un adiós,
se entorna de nuevo un quicio
y me susurra esa melodía inacabada.
Tu oscuridad es tan comprensible
que vuelvo a verme sola.
Lo inspirador vuelve a ser
puntos suspensivos tras tu diluvio.

lunes, 7 de febrero de 2011



No hay nadie.
No hay nada.

Tú.

lunes, 31 de enero de 2011

El árbol sigue creciendo, el pánico de los frutos.
Contracción del verbo en ser, sombra ilustre.
Las metáforas aún se desesperan, la niña
mira con tristeza sus calcetines rojos.

Las cuerdas se llenan de polvo,
así es la blasfema del tamaño en espera
oscura. La imagen de la escalera
derramándose como el vino.
Trinos en crescendo, una barba
de encrespadas hiedras nobles.

Las golondrinas confunden su cauce
con el rumbo de una ráfaga de balas.
Y le llaman soledad y estrofa. Jaula.
Todos perdiendo a Dafne
en una jungla de manos.

domingo, 30 de enero de 2011

No volveré a escribir.
Hasta que las palabras dejen de precipitarse al vacío.

domingo, 23 de enero de 2011

-Enhorabuena.

Sólo necesitaba no sentirme una extraña aquí dentro.

sábado, 15 de enero de 2011

Los cristales se iban levantando del suelo a mi paso emitiendo toda gama de colores, lo que daba una imagen totalmente distinta a la situación en la que antes me encontraba, y el oscuro sendero del bosque que llevaba días recorriendo fue cambiando por un suelo artificial, como un mármol antiguo recubierto de esos cristales. ¿Qué pasaba? Eran como plumas, y si deslizaba mi mano sobre la superficie, los cristales, pesados fragmentos curvilíneos, se removían en el suelo en pequeñas hélices, desafiando cualquier ley física.
En un determinado momento, todos los misteriosos fragmentos comenzaron a seguir una misma dirección, y ante mi rostro de sorpresa, una gigantesca esfera de cristal fue formándose en mil tonos distintos. Miré al suelo, y sólo quedaba mi reflejo en el extraño mármol. ¿Yo? no era yo, era... Volví a subir la vista, y allí estaba la esfera, manteniéndose en inexplicabe ingravidez. Era... lo sabía, ¿por qué no podía decirlo cuando llevaba tantos años buscando esta reliquia?... ¿reliquia?
Todos mis pensamientos empezaron a volverse confusos, necesitaba tocar esa cosa, éso... ¿qué era éso?
Caí al suelo y casi por instinto cerré los ojos. ¿Qué era ese olor? un ruido terrible, y una mezcla de aromas, tan intensos como jamás había sentido que me recorrían de pronto. Giré la cabeza hacía los lados, aún con los ojos cerrados, intentando buscar la fuente de ese olor.
Decidí superar mi miedo, y al abrir los ojos me encontré de bruces con un lobo de pelaje rojo. Un... un, era un lobo, sí. Todo alrededor estaba lleno de cristales rotos. Instinto, peligro.
Sin pensarlo dos veces me incorporé sobre mis patas delanteras, las traseras. Y huí de ese extraño lugar.

jueves, 13 de enero de 2011

Desaparecen todos los bordes que evitan precipitarse al vacío. El cielo no se ve desde aquí. Tampoco parece tener forma el contorno de esta idea. Desesperación dormida en alguna cuna dentro de la nada. Se apagan las luces, la confusión parece estar totalmente ordenada. Oscuro latido. El juicio es la misma música. La sensibilidad cae sin remedio, ha perdido los puntos de apoyo. Arañar el aire para rellenar los agujeros de palabras limpias. Llenar los paneles de conceptos acordes, llanos. Abrazar la nada y nacer. Nadie sabía. La desmotivación abandona su nombre por un ligero calor al oeste. Emerger del barro con las manos limpias. Silencio.

lunes, 10 de enero de 2011

Volvía la obsesión por ser genial sin intermitencia.

Faltaba el genio.