martes, 12 de octubre de 2010



Él dijo ser Dios,
¡Oh milagro!
Le rodeamos de ángeles
en todas las estatuas del mundo.
¡Qué elegancia! ¡Qué talento!

Él ha dicho que es Dios,
¡Santo cielo!
Y está gastando todo el dinero
en jugar, beber, reír,
mientras con descaro acaricia
a su mujer bajo la mesa.

¡Qué genio! ¡Qué delicadeza!
No le quedan fuerzas
para reírse de todos nosotros
encerrado en su estudio.
Que es Dios y no le pagan.
¡Oh!

Qué sencillez, qué sonido,
¡Qué pureza, caballeros!
No puede el bribón
aguantar más las carcajadas.
Porque ha dicho que es Dios,
y le creyeron, ¡milagro!


No te preocupes,
no hay sociedad en este planeta
que esté lista para escuchar al genio.
Al genio que dice ser Dios,
¡Cielos!
mientras al público, emocionado,
enseña un minúsculo fragmento
de maestría bañado en sarcasmo.

No hay comentarios: