jueves, 10 de noviembre de 2011

Me asusta el mundo entero,
respirar, estar viva.
Esperar, ser. Tengo miedo de las voces.
Me estoy agarrando a esta canción
como si el suelo estuviera a punto de hundirse.
Todas las promesas que guardé en el puño
se han convertido en polvo y en sudor.
Temo al tiempo caprichoso,
a los kilómetros que queman,
y a jugar a la ruleta rusa con la soledad.
Siento que pierdo el equilibrio
y me aterran los contornos de lo que veo
si entreabro los ojos.
Siento pánico de esta manía obsesiva
que está creciendo en mi pecho confuso.
Y me piden que siga siendo
este ratón asustado.
Que la nube se vuelva cada vez más negra.
Me obligan a lanzarme a la locura
y su abrazo inevitable.
Inspira la cordura que aún queda aquí dentro
esa bestia que existe dentro de mí
dando vueltas con las manos en los oídos.
Que no terminen los relámpagos ni el aullido,
me aterra existir.
Y vosotros me obligáis a ser amante y ermitaño,
soldado y viento, voz y muerte, furia, agua,
sombra, alegría y suicidio.

No hay comentarios: