La guerra empieza nublada de ansiedad.
Cuando sujeto el arma entre mis manos,
temblando.
Cuando me confunde el sonido de una voz.
Y no consigo volver a la realidad
que es tu ignorancia. Que no te conozco.
Entonces tengo dos objetivos, como dos seres
insustanciales en estéreo, sobre mis hombros.
O tu u yo, desconocida, me gritan al unisono.
Se que parezco ridícula, pero ya ha empezado la guerra.
Y lamento decirte que esta sonrisa
ya solo habla de demencia.
Una locura jodidamente real.
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