Los ojos negros que trajo el desierto,
me hacen olvidar la humedad de este pozo.
Los ojos negros que trajo el desierto,
hablan de fuegos que queman dentro
y oraciones sobre el séptimo cielo.
Los ojos negros que duermen son letargo
y sus voces son consuelo, el frío
que estremece las dunas. Ellos,
los ojos negros que surcan,
sinuosos como la dura serpiente,
los mares de arena, las rocas agrietadas,
y los ecos milenarios.
Y se presentan como espejismos,
los ojos negros que trajo el desierto.
Llegan con el sonido de los cascabeles,
y el olor del azafrán.
Con el aroma del pieles oscuras que susurran
eternidades, tinta y cuero.
De una historia construida en piedra
y cristales preciosos, bajo la sombra
de los roncos escombros de Babel.
Los ojos negros que trae el desierto
arropan con sábanas que huelen a noche,
que ondean el vuelo del cóndor, la lentitud
de la bestia que sella el mapa fugaz hacia el oasis.
Es delicia muda, y semblante escrito,
los ojos negros que trae el desierto.
Dagas de plata, fuego, y redención.
2 comentarios:
Qué bien escrito :)
los ojos negros y el desierto de amor
excelente
besos
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