martes, 29 de junio de 2010

Estoy subordinada
a la expresión del asesinato.
Al pitido de la línea telefónica
en mis oídos, al blues
que sube serpenteando
desde algún hueco
en éste búnker de dos estrellas.

El arma del crimen en la cama
resulta casi poética. Es la tilde
de la palabra habitación,
pero tu sangre es el contenido
directo del vocablo.

No es homicidio librarte
del final de ésta escena,
puede que solo un mero tópico
tus melenas rubias dicurriendo
por los vértices de la cama.

Volvería a hacerlo,
participar en la ruleta rusa,
enfrentarme a la intensidad de tus ojos.
Aunque fueras tú la que ahora
observara sonriendo
las luces de ésta ciudad agónica.

2 comentarios:

Salva dijo...

Si me dejara el pelo largo, tendría melenas rubias... xD

Precioso ;)

Mao dijo...

Sobran las palabras :)